No solo lo digo yo, si no que lo reconoce el propio Ayuntamiento de Soto. Año tras año y ya van 8 repitiendo lo mismo, la gente se
cansa.
Esta octava edición ha sido la que menos visitantes se han
acercado a Soto en Cameros a disfrutar de este municipio camerano con un gran
potencial que desarrollar.
Así mismo se han notado menos presencia de empresas
para vender sus productos u ofrecer sus servicios relacionados con la trufa. Por cierto, encima de pocas empresas una de
ellas a la que se debería haber vetado su participación, es a la que se encargó
en su día la gestión del Museo de la Miel. Este museo se inauguró hace 2 años y
a los 6 meses ya tenía las puertas cerradas.
Hace falta un cambio radical y valiente donde los ciudadanos
sean los protagonistas y se sientan participes en esta feria. Se debería replantear
paralelamente a la feria ofrecer y dar a conocer todo el patrimonio cultural y
medioambiental del municipio.
No se puede tolerar que mientras se realizan recortes en
educación o una planta entera del Hospital
San Pedro está cerrada, el Gobierno de La Rioja se gasta miles de euros en
publicitar una feria que ya se veía que sería un fracaso.
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