Hoy la realidad de lesbianas, gays,
transexuales y bisexuales es ambivalente. En el año 1973 la homosexualidad dejó
de ser considerada como una enfermedad, sin embargo, en la actualidad los
manuales internacionales de enfermedades mentales continúan patologizando la
transexualidad como “disforia de género”. Por otro lado, en los últimos años,
España ha sido pionera en reconocer los derechos de lesbianas, gays, transexuales
y bisexuales, pero en muchos otros países el colectivo LGTB sigue sufriendo
discriminación, persecución y muerte. En el caso concreto de nuestro país, la
igualdad legal es ya una realidad generalizada, siendo todavía la igualdad
social y real del colectivo LGTB una asignatura pendiente que debemos abordar
con premura y decisión.
El 17 de mayo se celebra el Día
Internacional contra la LGTBfobia, es decir, un día de lucha contra la
discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género. Por
desgracia la LGTBfobia continúa muy presente en nuestra sociedad, mostrándose
con muchas y diversas caras. La discriminación ejercida contra las personas
LGTB es violencia y como tal debe ser denunciada y condenada enérgicamente
tanto por la sociedad, como por los propios poderes públicos.
Esta violencia se manifiesta y
reproduce hoy de múltiples formas. Cuando se patologizan las identidades de las
personas transexuales o se invisibiliza la realidad de las y los mayores LGTB,
existe LGTBfobia. Cuando la Iglesia, institución subvencionada con dinero
público, ataca la diversidad sexual y se tolera el bullying o acoso escolar
LGTBfóbico en las escuelas, existe LGTBfobia. Y cuando se condena al colectivo
LGTB al paro y la precariedad, se impulsan recortes en sanidad que afectan de
forma especial a las personas transexuales o se elimina la dotación
presupuestaria que sostiene el Plan Nacional sobre SIDA, también existe
LGTBfobia.
Ante la lacra de la LGTBfobia la
educación aparece como el instrumento más eficaz en la lucha con la
discriminación y la intolerancia. Por esta razón, desde el Área de Libertad de
Expresión Afectivo-Sexual de Izquierda Unida, defendemos una educación pública,
laica, e inclusiva que contribuya a poner fin a la discriminación de las
personas LGTB y exigimos el respeto a la dignidad ciudadana de lesbianas, gays,
transexuales y bisexuales. Sin olvidar que esta lucha por la igualdad no será
completa si olvidamos trabajar al mismo tiempo contra otras desigualdades, como
el machismo y el racismo.
1 comentario:
Pues anda que no hace falta educación...
Mientras la palabra maricón siga siendo un insulto o una lesbiana sea una mujer insatisfecha sexualmente con los hombres, poco avanzaremos.
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