Las patronales de este país, agrupadas en la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE),
reciben muchíisimo dinero público que emplean básicamente para atacar a
todo lo público. 35000 liberados patronales y 400 millones de euros de
dinero público, esos fueron los números. Es básicamente el mismo juego
que se le imputaba a Herri Batasuna, cuando sus representantes políticos
recibían dinero del Estado para minar al estado español. Toda la CEOE,
incluidas las confederaciones territoriales y sectoriales (tipos de
agrupaciones en que está dividida la patronal), mueve al año 587
millones de euros. Ese fue su presupuesto de ingresos y de gastos para
el año 2010, de acuerdo con los datos de la memoria anual de la propia
institución. Gran parte procede del dinero público.
La cifra marea si se tiene en cuenta que es más del doble del
presupuesto con el que cuentan el Congreso de los Diputados y el Senado
juntos (231 millones) y casi la mitad del gasto en ayudas que pudo hacer
Vivienda en 2011. Su poder no sería tanto si no pudieran sufragar parte
de sus gastos gracias al dinero de todos los contribuyentes. Un
68% de esos ingresos de 587 millones, aproximadamente 400 millones,
procede de subvenciones públicas, tanto del Estado como de las
comunidades autónomas. Es
necesario saber, además, que las empresas privadas españolas tienen a
35.000 personas que se dedican a defender sus intereses a jornada
completa a través de la estructura de la CEOE. Son los silenciosos
LIBERADOS PATRONALES. Comparativamente, los trabajadores cuentan con una
defensa ínfima, pues la representación sindical es mucho menor: 4.200
liberados sindicales luchan por sus derechos en las compañías. Son
cuentas de la propia CEOE, que implican que el bando sindical cuenta con un soldado a tiempo completo por cada ocho que pelean en el bando empresarial.
Las retribuciones de los empleados de la patronal salen en parte de las
cuotas empresariales, pero también de las subvenciones públicas, que
son la principal fuente de ingresos de la CEOE. El sindicalismo laboral
no le gusta al poder, pero sí el “sindicalismo patronal”, cueva de
ladrones y corruptos, como Díaz-Ferrán o Ruíz-Mateos, especializados en
vivir a costa del trabajo de otros.
Los lobys empresariales que se lo paguen las empresas con su dinero.
Es de justicia solicitar ya la eliminación total de las subvenciones
públicas destinadas a financiar a liberados patronales, cuyo principal
trabajo consiste precisamente en minar la credibilidad de lo Público,
como sistema justo, eficaz y eficiente para la defensa del bien común.
Visto en Alterglobalización
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