La historia de La Rioja nos habla de una tierra por la que transitaron
numerosos pueblos dejando una fuerte impronta a su paso. Sin embargo,
volviendo la vista a épocas aún anteriores, descubriremos que otros
gigantescos seres poblaron el campo riojano. De ello dan fe las
numerosas huellas de dinosaurios que se reparten por toda la región.
La palabra dinosaurio proviene del griego "dinos", terrible y
"saurio", lagarto. A su vez, este término abarca dos órdenes de animales
diferentes: los Saurópodos y los Ornitápodos. De ellos derivan multitud
de especies.
Aunque es posible encontrar huellas de estos
descomunales reptiles en otros puntos de España como Asturias,
Castellón, Burgos, Soria, Cantabria o Guadalajara, es en La Rioja donde
se encuentran los yacimientos más relevantes.
Los yacimientos
Hoy se sabe que los dinosaurios poblaron La Rioja hace aproximadamente
ciento veinte millones de años. Las huellas que se conservan aquí datan
del Cretácico (posterior al Jurásico), periodo en el que se inició el
movimiento de los continentes.
En la comunidad riojana es
posible encontrar también fósiles de distinta categoría. Por ejemplo, no
resulta extraño contemplar huellas de gusanos, bivalvos fosilizados o
gasterópodos con forma de caracola y restos petrificados de hojas, de
troncos de árboles o de algas.
Las condiciones climáticas de la región
Hablamos de un período de clima benigno y muy húmedo, propicio para la
vida de estos mastodónticos animales. Una tierra con abundantes aguas
pantanosas y vasta vegetación... Una extensa zona que ocupaba la actual
cuenca alta del río Cidacos, de los ríos Linares y Alhama, además de
parte de la cuenca media del Leza.
Hagamos un ejercicio de
imaginación y veamos a uno de estos seres descomunales pasearse por un
terreno fangoso. Dado su elevado peso, era imposible no dejar rastro.
Aunque nos resulte difícil comprender que se conserven restos de un
pasado tan remoto, lo cierto es que se trata de un complejo proceso que
se ha dado muy pocos lugares del mundo. De ahí la importancia de los
restos hallados en La Rioja.
Muchas de estas huellas, como es
lógico, desaparecerían por efecto del agua o por la propia acumulación
de barro. Sin embargo, en algunos casos, el barro llegaba a endurecerse
haciéndose más resistente a los agentes erosivos. La acumulación
posterior de sedimentos sobre el barro y su transformación en piedra
daría lugar a las marcas fósiles que hoy encontramos. ¿Qué
conocimientos aporta el estudio de las icnitas sobre los dinosaurios?
Las huellas de los dinosaurios arrojan luz a los científicos en dos campos distintos:
1º) Proporcionan multitud de datos sobre la anatomía de los dinosaurios.
2º)
A través de las icnitas podemos conocer algunos aspectos sobre la
actividad y el comportamiento de estos animales prehistóricos.
Las
huellas más comunes son las tridáctilas (las de tres dedos), que suelen
corresponder a dinosaurios bípedos. La mayoría corresponden a los
Ornitópodos (herbívoros) y a los Saurópodos (carnívoros). Las pisadas
redondeadas con cinco dedos proceden de los cuadrúpedos, a veces de
grandes dimensiones.
En lo que respecta a las marcas de las
patas delanteras o manos, éstas suelen ser de menor tamaño que las
traseras. Por sus dimensiones y profundidad se puede calcular, con
cierta fiabilidad, el tamaño que poseía el dinosaurio en cuestión.
Además, a través de los rastros dejados por los dinosaurios, los
paleontólogos han podido determinar la velocidad que podía alcanzar el
animal. Se ha estudiado para ello la zancada, que sería la distancia
hallada entre dos icnitas consecutivas producidas por el mismo pie y el
ángulo de paso, es decir, el formado por tres huellas consecutivas, que
aporta datos sobre la forma de avanzar de estos animales.
Relacionando ambos datos obtenemos información sobre el paso del animal y
descubrimos si el animal corría o simplemente caminaba.
El área de Cameros
Las
huellas de dinosaurios están especialmente localizadas en el área de
Cameros, donde existen numerosos yacimientos icnológicos. Esta zona
abarca parte de las tierras sorianas.
La edad de los restos
hallados tanto en La Rioja como en Soria es variable, por lo que no es
posible establecer una cronología exacta. Se calcula, sin embargo, que
las icnitas pertenecen al periodo Cretácico inferior.
Los
pueblos que integran esta ruta del área de Cameros, pertenecen a las
Tierras Altas. Nos encontramos, por un lado, con Bretún, donde se han
descubierto icnitas de dinosaurios tridáctilos. Una enorme réplica de un
Triceratops completa el conjunto.
Existen restos también en
Santa Cruz de Yanguas. En este caso se trata de vestigios de dinosaurios
tridáctilos carnívoros. También se puede admirar una maqueta de un
Stegosaurio en lo alto de una colina que se divisa desde la carretera.
Muy cerca de Yanguas se encuentra Villar del Río, que conserva una
reproducción de un Braquiosaurio.
Yacimientos de gran importancia
La
Rioja es un lugar privilegiado para recabar datos sobre los gigantes
que poblaron España en tiempos pasados. Las tierras rojizas y grises de
La Rioja Baja y el Camero Viejo custodian unos ¡diez mil vestigios!
Uno
de los lugares idóneos para comenzar nuestra ruta es Soto, un pueblo
situado en el centro del Camero Viejo que conserva dos interesantes
yacimientos con más de medio centenar de huellas: Soto 1 y Soto 2.
A continuación, podemos dirigirnos al Valle de Cidacos y,
concretamente, al término de Munilla donde se enclavan dos importantes
yacimientos: el de Peña Portillo, con impresiones de la cola de un
dinosaurio y el del Barranco de La Canal, tremendamente relevante por
poseer el rastro de huellas más largo de los hallados en La Rioja.
Un dinosaurio cojo
Continuando
nuestra ruta, llegamos a Arnedillo, rodeado de curiosos parajes en los
que habitaron los desaparecidos animales. Su mayor reclamo turístico es
el balneario, uno de los más cotizados de la red española.
En
Préjano se hallan los yacimientos de Valdete, en el que se ha
descubierto una pista en la se observan indicios de cojera en uno de
estos grandes saurios, y Valdemurillo, cuyas huellas aportan información
de un cuadrúpedo de cuello estirado.
A la salida de Préjano
existe un camino que conduce a Peña Isasa, techo de La Rioja Baja. Cerca
de allí se ubica Enciso, último pueblo regado por el río Cidacos que
posee un pasado histórico destacable.
Es en esta localidad donde
encontramos la mayor concentración de yacimientos. Podemos afirmar que
nos hallamos en el corazón de la ruta de los dinosaurios riojanos.
En el yacimiento de Poyales se aprecian huellas de pies palmeados y en
Navalsaz se han encontrado pisadas de hasta ¡setenta y cinco
centímetros!. Con semejantes improntas no resulta complicado imaginarse
qué clase de animales pudieran habitar estas tierras.
Dinosaurios carnívoros
Si
nos desplazamos hasta el yacimiento de La Senoba, nos encontraremos con
una sorpresa: el rastro de una manada de feroces dinosaurios
carnívoros.
El yacimiento de Valdecevillo, en el término de
Enciso, destaca tanto por la calidad de las huellas halladas como por
los espectaculares paisajes que desde allí se divisan. Es curioso
encontrar aquí las icnitas de un grupo familiar de dinosaurios.
El yacimiento de Los Cayos es quizá el más impresionante de La Rioja.
Existen cientos de huellas pertenecientes a diferentes especies. Además,
el tamaño de las mismas haría palidecer a más de uno.
Una visita
recomendable en Enciso es la de su museo dedicado a los dinosaurios y a
los que le gusten los relojes curiosos no deben perderse el instalado en
el Ayuntamiento. A las horas en punto sale de su interior un dinosaurio
mecánico que emite el clásicos rugido de estos animales.
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