Desde hace unos meses asistimos a una enconada lucha entre el Ayuntamiento de Logroño y el Gobierno de La Rioja para crear nuevas áreas residenciales en la ciudad de Logroño, algo que no deja de sorprender en plena crisis del sector inmobiliario. Los ejemplos más llamativos de esta actividad son el Sector Sur (Ayuntamiento) y la Ecociudad Montecorvo (Comunidad Autónoma), con un volumen de 4.000 y 3.000 viviendas respectivamente. Curiosamente, cada administración se opone al proyecto de la otra, alegando falta de racionalidad, de interés general, de necesidad, etc., dándonos un buen ejemplo de lo que popularmente se llama “ver la paja en el ojo ajeno”. Pero lo cierto es que ninguna de las dos actuaciones es realmente necesaria, más bien al contrario, serán perjudiciales para los ciudadanos de Logroño, de hoy y del futuro. Tan sólo benefician a los de siempre, a los que poseen el suelo y obtendrán buenos beneficios con cada actuación, pues no hay que olvidar que ambas propuestas son de iniciativa privada.
A pesar de que las iniciativas (y los beneficios) en ambos casos son privados, tanto el Ayuntamiento como la Comunidad Autónoma se han volcado en su promoción y defensa, con argumentos que no resisten un mínimo análisis racional. Veamos algunos de estos argumentos:
1. Las dos administraciones invocan el manido derecho a la vivienda para justificar sus actuaciones. Sin embargo, es conocido que en nuestra ciudad hay más de 10.000 viviendas vacías, y que es posible edificar al menos otras 10.000 viviendas nuevas en zonas como la Avda. de Burgos o Cascajos, sobre los terrenos de industrias cerradas o pendientes de traslado a polígonos industriales. Estas 20.000 viviendas son más que suficientes para acoger a más de 50.000 habitantes, ¿tanto va a crecer la ciudad que se necesitan otras 7.000? No parece razonable.
2. También han justificado las propuestas en la necesidad de generar empleo y reactivar la economía. Pues bien, la rehabilitación de edificios genera un mayor volumen de empleo por euro invertido que la construcción de nuevos barrios, donde la mayor parte del gasto se va en el consumo de energía, materiales y maquinaria. Además, se puede aprovechar la rehabilitación para mejorar la eficiencia energética del parque de viviendas heredado, que siempre resultará más barato en términos de energía y materiales consumidos, aunque generará mayores niveles de empleo.
3. La propuesta de Sector Sur se justifica en que los logroñeses podremos obtener a cambio nuevas infraestructuras. ¿Cuáles son éstas? Pues al parecer, un nuevo enlace con la autopista y la ampliación de las zonas deportivas de Pradoviejo. El enlace, de dudosa utilidad, se sitúa muy cerca del que ya existe, mientras que las zonas deportivas ya parecen suficientemente grandes (y alejadas). Lo que si es seguro es que deberemos pagar entre todos la construcción de colegios o centros de salud, pues no hay que olvidar que con 4.000 viviendas tenemos un barrio del tamaño de Haro. Y mientras, colegios del centro tendrán que cerrar por falta de niños, mientras los barrios actuales envejecen y los jóvenes emigran a los confines del término municipal.
4. En cuanto a la “Ecociudad” del Monte del Corvo, el Gobierno de La Rioja dice que es “un gran ejemplo de sostenibilidad”. Y sin embargo, tiene muy poco de sostenible: si acaso la producción de energía renovable, para lo cual no hacen falta 3.000 viviendas ¡Qué conecten las placas y molinos al Casco Antiguo! Lo cierto es que el Gobierno de La Rioja parece olvidar las pautas que publican sus propios departamentos, como la guía para la evaluación ambiental del urbanismo, que dice: “Los atributos urbanos de la ciudad sostenible giran en torno de una serie de contenidos centrales: una integración respetuosa con la capacidad de carga del entorno natural y la biodiversidad local; una escala y estructura urbana compacta, abarcable y equilibrada que evite la extensión superflua; una ordenación de las actividades que favorezca la interacción social, la mezcla de usos y la proximidad de funciones; unos barrios bien equipados, valorizados y articulados en los que prime la rehabilitación integral, la edificación bioclimática, y la calidad del espacio público”. ¿Habrán leído los arquitectos holandeses responsables de la Ecociudad este texto? Probablemente no, pero más triste es que la Comunidad Autónoma no lo haya hecho cumplir.
Podríamos seguir desmontando argumentos o enumerando desventajas para la ciudad (aumento del tráfico, destrucción del entorno natural, coste de nuevos equipamientos públicos, ciudad más cara de limpiar y mantener,...), pero basta con que cada cual aplique el sentido común para darse cuenta de que nos están vendiendo un futuro Logroño menos sostenible, menos cómodo, menos integrado, menos cohesionado, más injusto, más extenso y más caro de mantener.
2 comentarios:
Pues en Soto en Cameros tenemos una muestra de "irracionalidad rural" con esa presa que os están haciendo encima de vuestras cabezas, vaya destrozo, y encima va patinando...
No estaría mal que citaras el autor y la procedencia de la foto que ilustra tu entrada...
Un saludo.
Justo Rodríguez, fotógrafo de Diario La Rioja.
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