Con el espíritu aun conmocionado por la tragedia área ocurrida la semana pasada en Madrid, y más aun porque personas queridas han tenido relación con ella, con mi absoluto respeto a todas las víctimas, faltaría más, quiero manifestar muy en serio que si muero en tragedia aérea, marítima, terrorista o de cualquier otro tipo, no quiero que el cardenal Rouco (ni ningún cardenal) se acerque ni por asomo a mi memoria. Es mi derecho.
Pero parece que ya tenemos misa. Una misa a la que asistirán los reyes y algunos ministros. No se le quiere llamar funeral de estado y se duda si dejar o no espacio a otras religiones. De nuevo nos topamos con la invisibilidad a la que somos sometidos los ateos y el ateismo, que es percibido o bien como inexistente o bien como no merecedor de ningún respeto. ¿El estado sólo reconoce a los católicos o a las personas religiosas? ¿Y los demás? Si el estado quiere hacer un reconocimiento a los muertos, lo que debe hacer es un funeral laico en donde todas las personas, todas las familias, se sientan por igual reconocidos y, luego, que cada una haga su propio funeral religioso si lo quiere.
Pero parece que ya tenemos misa. Una misa a la que asistirán los reyes y algunos ministros. No se le quiere llamar funeral de estado y se duda si dejar o no espacio a otras religiones. De nuevo nos topamos con la invisibilidad a la que somos sometidos los ateos y el ateismo, que es percibido o bien como inexistente o bien como no merecedor de ningún respeto. ¿El estado sólo reconoce a los católicos o a las personas religiosas? ¿Y los demás? Si el estado quiere hacer un reconocimiento a los muertos, lo que debe hacer es un funeral laico en donde todas las personas, todas las familias, se sientan por igual reconocidos y, luego, que cada una haga su propio funeral religioso si lo quiere.
Se me puede decir que soy una exagerada, que un funeral católico, al fin y al cabo, no hace daño; que consuela a muchas familias, que la mayoría serían católicas etc. etc. A esto yo respondo que hay personas (ciudadanos y ciudadanas con sus derechos) a quienes un funeral religioso con carácter estatal sí hace daño. Daño personal, porque mi familia, mis amigos y amigas, mis personas queridas y desde luego también yo misma, creemos que pocas instituciones son tan siniestras como la iglesia católica; que pocas instituciones, ideologías o creencias han provocado tanto sufrimiento como las iglesias. Y en lo que a mí respecta, llevo toda mi vida peleándome con la iglesia católica que si pudiera me haría arder en una pira: por izquierdista, materialista, atea; por feminista (defensora a ultranza de esa perversa ideología de género) y por lesbiana.
Si entre los muertos había alguien que compartiera conmigo alguna de esas características, que seguro que lo había, es terrible para su memoria que un personaje como Rouco Varela sea el encargado de honrarla de parte del Estado. Imaginen la situación de mi familia si yo hubiera fallecido en ese accidente. Por eso lo dejo por escrito, si muero en tragedia de cualquier tipo, por favor, que alguien se acuerde; quiero a Rouco Varela bien lejos de mi memoria.
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