Hago publica una carta enviada a Diario La Rioja por el compañero Salvador Cantabrana.
Quizás no sean temas que a todo el mundo le preocupen por igual, pero no por ello dejan de ser importantes para un sector muy amplio de la población.
Si se quiere ir hacia una sociedad laica, es lógico que se quiten los signos religiosos externos que existen en los colegios, como crucifijos, biblias, ya que la fe debe de permanecer en el interior de cada individuo, y no imponerse al colectivo de alumnos.
El aborto debe de estar regulado por ley a través de una ley de plazos justa, ya que es un problema social que merece una respuesta adecuada, y no perseguir a las mujeres que optan por ello, pues seguro que ninguna lo hace porque le apetece, sino que tendrá sus motivos suficientes y es una decisión dura, y en muchos casos traumática.
La eutanasia pretende ayudar a la gente a morir con dignidad, a evitar el sufrimiento de los enfermos y de sus familiares cuando ya no hay solución médica, y no matar a nadie contra su voluntad como dicen algunos que siempre ven en los avances sociales peligro, como si se pretendiese con esto ir eliminando a los que ya no sirven para seguir viviendo.
La Iglesia siempre ha puesto pegas al derecho a morir dignamente, a la regulación de los embarazos no deseados, ni siquiera a los preservativos, ni en zonas como en África, donde el sida causa tantas muertes y condenan a quienes los usan. Curiosa manera de entender el amor hacia los semejantes y de procurar la felicidad aquí en la tierra.
Dejen los moralistas de imponer sus creencias. Dejen que la gente actúe según sus conciencias. No necesitamos salvadores de almas que generalmente no nos enseñan nada, y que a veces tienen mucho que ocultar y de lo que arrepentirse. La historia nos enseña que mezclar la religión con la política no lleva a nada bueno, así que aprendamos de los errores del pasado para no repetirlos. La mayoría de las guerras se hacen en nombre de un Dios, así que ya vale de dar lecciones a los demás.
Los carnés de buenos y malos no se reparten según creencias. Conozco a mu-chos no creyentes infinitamente mejores que a otros que se autoproclaman beatos. Lo importante es respetar, vivir en libertad y ser solidario con los demás, tengas o no tengas fe.
Salvador Cantabrana.
Si se quiere ir hacia una sociedad laica, es lógico que se quiten los signos religiosos externos que existen en los colegios, como crucifijos, biblias, ya que la fe debe de permanecer en el interior de cada individuo, y no imponerse al colectivo de alumnos.
El aborto debe de estar regulado por ley a través de una ley de plazos justa, ya que es un problema social que merece una respuesta adecuada, y no perseguir a las mujeres que optan por ello, pues seguro que ninguna lo hace porque le apetece, sino que tendrá sus motivos suficientes y es una decisión dura, y en muchos casos traumática.
La eutanasia pretende ayudar a la gente a morir con dignidad, a evitar el sufrimiento de los enfermos y de sus familiares cuando ya no hay solución médica, y no matar a nadie contra su voluntad como dicen algunos que siempre ven en los avances sociales peligro, como si se pretendiese con esto ir eliminando a los que ya no sirven para seguir viviendo.
La Iglesia siempre ha puesto pegas al derecho a morir dignamente, a la regulación de los embarazos no deseados, ni siquiera a los preservativos, ni en zonas como en África, donde el sida causa tantas muertes y condenan a quienes los usan. Curiosa manera de entender el amor hacia los semejantes y de procurar la felicidad aquí en la tierra.
Dejen los moralistas de imponer sus creencias. Dejen que la gente actúe según sus conciencias. No necesitamos salvadores de almas que generalmente no nos enseñan nada, y que a veces tienen mucho que ocultar y de lo que arrepentirse. La historia nos enseña que mezclar la religión con la política no lleva a nada bueno, así que aprendamos de los errores del pasado para no repetirlos. La mayoría de las guerras se hacen en nombre de un Dios, así que ya vale de dar lecciones a los demás.
Los carnés de buenos y malos no se reparten según creencias. Conozco a mu-chos no creyentes infinitamente mejores que a otros que se autoproclaman beatos. Lo importante es respetar, vivir en libertad y ser solidario con los demás, tengas o no tengas fe.
Salvador Cantabrana.
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