“Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio.”
Art. 31.1 Constitución Española.
La precampaña electoral avanza y lo que empezó siendo un mercadillo de promesas por parte de los principales candidatos va camino de convertirse en una tómbola. Con cuarenta días por delante hasta que se abran las urnas todavía hay tiempo para que veamos a Zapatero ofreciendo “la muñeca chochona” y a Rajoy cantando las bondades del “perrito piloto”.
El pasado fin de semana el protagonismo correspondió a los socialistas, que anunciaron una nueva dádiva si consiguen el triunfo el 9 de marzo. Se trata de “devolver” 400 euros a unos trece millones de contribuyentes del IRPF a través de la reducción de las retenciones de sus rentas del trabajo por cuenta ajena.
Por parte de los dirigentes del PSOE comenzó de forma inmediata la divulgación de las ventajas de una medida progresista, progresiva, igualitaria, solidaria… que favorece a los ciudadanos en un momento de incertidumbre económica como el que vivimos actualmente, todo gracias al superávit acumulado por las arcas públicas en los últimos años.
Aunque el Diccionario de la Real Academia no incluye la acepción de progresividad en su sentido tributario, debo decir que esto no es lo que nos habían contado sobre lo que debe ser un medida progresiva. Los cuatrocientos euros van a llegar en la misma medida a aquel cuyos rendimientos del trabajo sean de 10.000 euros anuales como al que tenga la suerte de obtener un millón.
Los jerarcas de PSOE nos han sacado de nuestro error: Si damos 400 euros al que gana 4.000 incrementamos un 10% su capacidad de gasto, mientras que si gana 40.000, solo obtiene un 1% adicional. En función de ese torticero argumento yo también puedo decir que si le doy 200 al que gana 4.000 le otorgo un 5% más a su bolsillo; y al mismo tiempo le puedo dar 500 al que gana 40.000 y “solo” aumento sus rendimientos en un modesto 1,25%. La medida sigue siendo progresiva (incluso hiperprogresiva, como diría la señora Fernández de la Vega) y encima el que más tiene se beneficia más en términos absolutos. Que nos cargamos la justicia social…¿qué más da?
Pero es que la manipulación y la perversión no se quedan ahí. Hay que señalar que aquellas personas que no declaren por el IRPF por no alcanzar unos ingresos mínimos no serán beneficiarios de la magnanimidad de estos progresistas de pacotilla. Traducido: El sr. Botín cobrará sus 400 euros, los jubilados con pensión mínima, NADA. Debe ser que a estas modestas economías les sobra de todo y pueden prescindir de las ayudas del gobierno.
No nos debería de extrañar: El famoso cheque bebé supone los mismos 2.500 euros para los mozalbetes Agag Aznar, las infantas Borbón Ortiz (me ahorro la caricatura) y para el que nazca en cualquier núcleo chabolista.
Tampoco se debe olvidar que los trabajadores autónomos quedan excluidos de esta medida. Si desde el gobierno no se dan cuenta de que gran parte de los autónomos son empleados por cuenta ajena encubiertos es que son tontos o, lo que es peor, pretenden que los ciudadanos lo seamos. Además, tampoco se entiende por qué por ser trabajador por cuenta propia no se debe uno beneficiar de una medida que pretende combatir una situación económica que afecta a todos, independientemente de su ocupación laboral.
Es muy loable que se quiera emplear el superávit fiscal en medidas anticíclicas que permitan hacer frente a la crisis económica. No obstante conviene saber que este superávit no es eterno ni ilimitado y que con la actual situación de la economía es probable que los ingresos fiscales sufran un brusco bajón como consecuencia de la menor actividad empresarial, reducción del consumo, parón de la construcción, etc.…; y que por otra parte el gasto social se incremente notablemente sobretodo en forma de subsidios por desempleo.
Aun así, creo que los cinco mil millones de euros que suponen el coste de esta medida se podrían gastar de una forma más efectiva y redistributiva incrementando las inversiones en nuestros muy mejorables servicios públicos. ¿De verdad andamos tan sobrados como para que nuestra sanidad, nuestra educación, nuestra atención a los discapacitados, nuestra justicia, no necesiten cinco mil millones de euros? El invertir ese dinero en mejorar estos servicios es algo que permanece y de lo que se benefician TODOS los ciudadanos. Los regalitos electorales son fuegos artificiales: Los 400 euros terminaran en el banco o caja al que pagamos la hipoteca o en el centro comercial en el que hacemos nuestras compras.
Señor Zapatero: Le creía algo más inteligente (no mucho más, no se vaya a creer) pero estos 400 euros son una medida chapucera, improvisada, populista, demagógica e injusta. No tiene nada que ver con el progresismo ni con la progresividad. No soy de los que piensan que quiere comprar votos pero si que insulta la inteligencia de los votantes. Y no sé lo que es peor.
Art. 31.1 Constitución Española.
La precampaña electoral avanza y lo que empezó siendo un mercadillo de promesas por parte de los principales candidatos va camino de convertirse en una tómbola. Con cuarenta días por delante hasta que se abran las urnas todavía hay tiempo para que veamos a Zapatero ofreciendo “la muñeca chochona” y a Rajoy cantando las bondades del “perrito piloto”.
El pasado fin de semana el protagonismo correspondió a los socialistas, que anunciaron una nueva dádiva si consiguen el triunfo el 9 de marzo. Se trata de “devolver” 400 euros a unos trece millones de contribuyentes del IRPF a través de la reducción de las retenciones de sus rentas del trabajo por cuenta ajena.
Por parte de los dirigentes del PSOE comenzó de forma inmediata la divulgación de las ventajas de una medida progresista, progresiva, igualitaria, solidaria… que favorece a los ciudadanos en un momento de incertidumbre económica como el que vivimos actualmente, todo gracias al superávit acumulado por las arcas públicas en los últimos años.
Aunque el Diccionario de la Real Academia no incluye la acepción de progresividad en su sentido tributario, debo decir que esto no es lo que nos habían contado sobre lo que debe ser un medida progresiva. Los cuatrocientos euros van a llegar en la misma medida a aquel cuyos rendimientos del trabajo sean de 10.000 euros anuales como al que tenga la suerte de obtener un millón.
Los jerarcas de PSOE nos han sacado de nuestro error: Si damos 400 euros al que gana 4.000 incrementamos un 10% su capacidad de gasto, mientras que si gana 40.000, solo obtiene un 1% adicional. En función de ese torticero argumento yo también puedo decir que si le doy 200 al que gana 4.000 le otorgo un 5% más a su bolsillo; y al mismo tiempo le puedo dar 500 al que gana 40.000 y “solo” aumento sus rendimientos en un modesto 1,25%. La medida sigue siendo progresiva (incluso hiperprogresiva, como diría la señora Fernández de la Vega) y encima el que más tiene se beneficia más en términos absolutos. Que nos cargamos la justicia social…¿qué más da?
Pero es que la manipulación y la perversión no se quedan ahí. Hay que señalar que aquellas personas que no declaren por el IRPF por no alcanzar unos ingresos mínimos no serán beneficiarios de la magnanimidad de estos progresistas de pacotilla. Traducido: El sr. Botín cobrará sus 400 euros, los jubilados con pensión mínima, NADA. Debe ser que a estas modestas economías les sobra de todo y pueden prescindir de las ayudas del gobierno.
No nos debería de extrañar: El famoso cheque bebé supone los mismos 2.500 euros para los mozalbetes Agag Aznar, las infantas Borbón Ortiz (me ahorro la caricatura) y para el que nazca en cualquier núcleo chabolista.
Tampoco se debe olvidar que los trabajadores autónomos quedan excluidos de esta medida. Si desde el gobierno no se dan cuenta de que gran parte de los autónomos son empleados por cuenta ajena encubiertos es que son tontos o, lo que es peor, pretenden que los ciudadanos lo seamos. Además, tampoco se entiende por qué por ser trabajador por cuenta propia no se debe uno beneficiar de una medida que pretende combatir una situación económica que afecta a todos, independientemente de su ocupación laboral.
Es muy loable que se quiera emplear el superávit fiscal en medidas anticíclicas que permitan hacer frente a la crisis económica. No obstante conviene saber que este superávit no es eterno ni ilimitado y que con la actual situación de la economía es probable que los ingresos fiscales sufran un brusco bajón como consecuencia de la menor actividad empresarial, reducción del consumo, parón de la construcción, etc.…; y que por otra parte el gasto social se incremente notablemente sobretodo en forma de subsidios por desempleo.
Aun así, creo que los cinco mil millones de euros que suponen el coste de esta medida se podrían gastar de una forma más efectiva y redistributiva incrementando las inversiones en nuestros muy mejorables servicios públicos. ¿De verdad andamos tan sobrados como para que nuestra sanidad, nuestra educación, nuestra atención a los discapacitados, nuestra justicia, no necesiten cinco mil millones de euros? El invertir ese dinero en mejorar estos servicios es algo que permanece y de lo que se benefician TODOS los ciudadanos. Los regalitos electorales son fuegos artificiales: Los 400 euros terminaran en el banco o caja al que pagamos la hipoteca o en el centro comercial en el que hacemos nuestras compras.
Señor Zapatero: Le creía algo más inteligente (no mucho más, no se vaya a creer) pero estos 400 euros son una medida chapucera, improvisada, populista, demagógica e injusta. No tiene nada que ver con el progresismo ni con la progresividad. No soy de los que piensan que quiere comprar votos pero si que insulta la inteligencia de los votantes. Y no sé lo que es peor.
Ramón García en La Voz de Salamanca
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