Los firmantes del presente manifiesto declaramos nuestro apoyo a la denuncia colectiva presentada contra Pío Moa en el Juzgado(en cuanto esté presentada actualizaremos el Juzgado correspondiente).
Desde hace años Pío Moa y otros personajes de la extrema derecha franquista están haciendo caja firmando como autores de panfletos propagandísticos. En éstos se tuercen los hechos históricos disculpando al franquismo por el golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil y la criminal represión ejercida contra los defensores de la legítima legalidad republicana. Frente a las investigaciones rigurosas de verdaderos historiadores, los supuestos revisionistas señalan a los republicanos como causantes de la Guerra Civil y maquillan la represión franquista hasta hacerla parecer insignificante.
Esta manipulación sería ilegal si se refiriera al Holocausto nazi, pero extrañamente no sucede lo mismo cuando se trata del genocidio ocurrido en la España franquista.
Las declaraciones objeto de la denuncia, vertidas por Moa en la promoción del último libro del que se declara autor, sobrepasan claramente los límites de la libertad de expresión pasando a constituir los delitos que se señalan en la denuncia. Más allá de las libres, aunque repugnantes, opiniones de Moa, no son admisibles frases como “Franco no liquidó a los rojos, los escarmentó”, “Aquellos que hoy defienden la Ley de la Memoria Histórica se identifican con los criminales“ y “aquí la represión se encauzó por vías legales, no como en Europa. […] A nadie se le reprimió por cómo pensaba, sino por lo que hacía. Companys no era inocente. Ni tampoco las Trece Rosas, unas jóvenes estalinistas.”
La referencia a los juicios legales resulta absurda por cuanto los tribunales eran ilegítimos de origen (como todas las instituciones que surgidas del golpe de estado del 18-7-36, legislaban, juzgaban, condenaban y ejecutaban) y las características de los procesos carecían de las mínimas garantías: manifiesta indefensión de los reos, parcialidad de los tribunales, testimonios inculpatorios interesados e incluso anónimos, pruebas" obtenidas mediante la coacción y la tortura, imposibilidad de apelar a una instancia jurídica independiente superior…
La libertad de expresión no abarca en ningún caso las injurias a aquellas personas, partidos, organizaciones e instituciones que defienden una memoria histórica democrática ni la humillación de quienes fueron víctimas del terror franquista. La extrema derecha española no debe permanecer en la privilegiada impunidad de la que parece gozar y los delitos cometidos por Pío Moa deben someterse a la Justicia como sucedería si cualquier otro ciudadano se refiriera a otras víctimas de otros terrores asesinos en los términos en los que lo hace Moa.
Desde hace años Pío Moa y otros personajes de la extrema derecha franquista están haciendo caja firmando como autores de panfletos propagandísticos. En éstos se tuercen los hechos históricos disculpando al franquismo por el golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil y la criminal represión ejercida contra los defensores de la legítima legalidad republicana. Frente a las investigaciones rigurosas de verdaderos historiadores, los supuestos revisionistas señalan a los republicanos como causantes de la Guerra Civil y maquillan la represión franquista hasta hacerla parecer insignificante.
Esta manipulación sería ilegal si se refiriera al Holocausto nazi, pero extrañamente no sucede lo mismo cuando se trata del genocidio ocurrido en la España franquista.
Las declaraciones objeto de la denuncia, vertidas por Moa en la promoción del último libro del que se declara autor, sobrepasan claramente los límites de la libertad de expresión pasando a constituir los delitos que se señalan en la denuncia. Más allá de las libres, aunque repugnantes, opiniones de Moa, no son admisibles frases como “Franco no liquidó a los rojos, los escarmentó”, “Aquellos que hoy defienden la Ley de la Memoria Histórica se identifican con los criminales“ y “aquí la represión se encauzó por vías legales, no como en Europa. […] A nadie se le reprimió por cómo pensaba, sino por lo que hacía. Companys no era inocente. Ni tampoco las Trece Rosas, unas jóvenes estalinistas.”
La referencia a los juicios legales resulta absurda por cuanto los tribunales eran ilegítimos de origen (como todas las instituciones que surgidas del golpe de estado del 18-7-36, legislaban, juzgaban, condenaban y ejecutaban) y las características de los procesos carecían de las mínimas garantías: manifiesta indefensión de los reos, parcialidad de los tribunales, testimonios inculpatorios interesados e incluso anónimos, pruebas" obtenidas mediante la coacción y la tortura, imposibilidad de apelar a una instancia jurídica independiente superior…
La libertad de expresión no abarca en ningún caso las injurias a aquellas personas, partidos, organizaciones e instituciones que defienden una memoria histórica democrática ni la humillación de quienes fueron víctimas del terror franquista. La extrema derecha española no debe permanecer en la privilegiada impunidad de la que parece gozar y los delitos cometidos por Pío Moa deben someterse a la Justicia como sucedería si cualquier otro ciudadano se refiriera a otras víctimas de otros terrores asesinos en los términos en los que lo hace Moa.
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