Las familias de tres hombres de la localidad riojana de Uruñuela, fusilados por la fuerzas nacionales en 1936, recibieron hoy los cuerpos de sus allegados, después de que la Policía Científica hubiese identificado sus restos a lo largo del último año.
Los cuerpos fueron exhumados en abril de 2006 de una fosa común del cementerio de la localidad de Viguera, donde permanecían junto a otras ocho personas que también habían sido fusiladas como ellos entre el 6 y el 7 de agosto de aquel año en el túnel que da acceso a esta población.
Los asesinados eran Martín García Benito, de 26 años de edad, Luis Larrea Ibarra, de 43 años y Raimundo Sáez Prado, de 44 años, agricultores sin ninguna responsabilidad política en aquella fecha y que sumaban ocho hijos entre todos ellos. De los otros fallecidos, dos eran vecinos de la localidad de Entrena y los otros seis de Villamediana de Iregua.
Los restos de los tres vecinos de Uruñuela fueron entregados a sus familiares en la Casa de la Cultura de la localidad, después de haber sido trasladados desde el cementerio de la Barranca, situado en la localidad de Lardero. Allí permanecían desde el 1 de mayo de 2006 colocados en unas urnas, después de haber sido exhumados.
Este cementerio se construyó en lo que había sido uno de los lugares más habituales de fusilamiento durante la Guerra Civil en los alrededores de Logroño. En él hay alrededor de medio millar de personas asesinadas durante esos años.
En el acto de entrega estuvieron presentes el delegado del Gobierno de La Rioja, José Antonio Ulecia, el secretario general de UGT de La Rioja, Javier Granda, representantes regionales de CC.OO., del PSOE e IU, así como los miembros de la corporación de Uruñuela, encabezados por el alcalde del PP.
También asistió un grupo del Foro por la Recuperación de la Memoria, que se hizo cargo de desenterrar los cuerpos y que entregó a los familiares un certificado final de la exhumación.
Con posterioridad a la entrega de los mismos se ofició un funeral por los tres en la parroquia de los Santos Servando y Germán, antes de proceder a enterrar sus restos en el cementerio de la localidad, junto a sus allegados.
Los otros ocho compañeros de fosa común van a permanecer en el cementerio de la Barranca, después de que sus familiares renunciasen a trasladarlos a sus lugares de nacimiento.
Los seis fusilados de Villamediana de Iregua eran trabajadores del campo, de entre 18 y 34 años de edad y todos ellos solteros: Pedro José Alonso Rodríguez, su primo Estanislao Vallejo García, Fermín Bretón Chandro, Aurelio Palacios Martínez, Jesús San Román García y Ceferino Fernández.
Los asesinados de Entrena eran Justo Barriobero Bastida, de 40 años y concejal de Izquierda Republicana, y Sabino Barriobero Santamaría, agricultor, de 22 años. Según los datos del Foro por la Recuperación de la Memoria, en La Rioja fueron asesinadas unas dos mil personas por cuestiones políticas durante la Guerra Civil.
Los cuerpos fueron exhumados en abril de 2006 de una fosa común del cementerio de la localidad de Viguera, donde permanecían junto a otras ocho personas que también habían sido fusiladas como ellos entre el 6 y el 7 de agosto de aquel año en el túnel que da acceso a esta población.
Los asesinados eran Martín García Benito, de 26 años de edad, Luis Larrea Ibarra, de 43 años y Raimundo Sáez Prado, de 44 años, agricultores sin ninguna responsabilidad política en aquella fecha y que sumaban ocho hijos entre todos ellos. De los otros fallecidos, dos eran vecinos de la localidad de Entrena y los otros seis de Villamediana de Iregua.
Los restos de los tres vecinos de Uruñuela fueron entregados a sus familiares en la Casa de la Cultura de la localidad, después de haber sido trasladados desde el cementerio de la Barranca, situado en la localidad de Lardero. Allí permanecían desde el 1 de mayo de 2006 colocados en unas urnas, después de haber sido exhumados.
Este cementerio se construyó en lo que había sido uno de los lugares más habituales de fusilamiento durante la Guerra Civil en los alrededores de Logroño. En él hay alrededor de medio millar de personas asesinadas durante esos años.
En el acto de entrega estuvieron presentes el delegado del Gobierno de La Rioja, José Antonio Ulecia, el secretario general de UGT de La Rioja, Javier Granda, representantes regionales de CC.OO., del PSOE e IU, así como los miembros de la corporación de Uruñuela, encabezados por el alcalde del PP.
También asistió un grupo del Foro por la Recuperación de la Memoria, que se hizo cargo de desenterrar los cuerpos y que entregó a los familiares un certificado final de la exhumación.
Con posterioridad a la entrega de los mismos se ofició un funeral por los tres en la parroquia de los Santos Servando y Germán, antes de proceder a enterrar sus restos en el cementerio de la localidad, junto a sus allegados.
Los otros ocho compañeros de fosa común van a permanecer en el cementerio de la Barranca, después de que sus familiares renunciasen a trasladarlos a sus lugares de nacimiento.
Los seis fusilados de Villamediana de Iregua eran trabajadores del campo, de entre 18 y 34 años de edad y todos ellos solteros: Pedro José Alonso Rodríguez, su primo Estanislao Vallejo García, Fermín Bretón Chandro, Aurelio Palacios Martínez, Jesús San Román García y Ceferino Fernández.
Los asesinados de Entrena eran Justo Barriobero Bastida, de 40 años y concejal de Izquierda Republicana, y Sabino Barriobero Santamaría, agricultor, de 22 años. Según los datos del Foro por la Recuperación de la Memoria, en La Rioja fueron asesinadas unas dos mil personas por cuestiones políticas durante la Guerra Civil.
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