La libertad sexual se ha visto insultada gravemente en Logroño durante estas fiestas y nadie dice nada. La libertad sexual y, sobre todo, un amplio co-lectivo de ciudadanos ho-mosexuales y transexuales, de votantes tan logroñeses como usted y como yo. La contratación con di-nero público de la conocida charanga del tal Makoki no dice nada a favor de un ayuntamiento socialista que pide el voto en las elecciones y el bote a los «maricones».
Un insulto que soportamos todos los días, cual si fuera una puñalada por la espalda. ¿Para qué sirve protestar contra la quema de imágenes del monarca en Cataluña si se amparan pancartas gigantes ofensivas durante el chupinazo? Ningún concejal, ningún policía local invitó a esos descerebrados a retirar la pancarta que decía 'Maricón el que no bote', aunque sí que existía orden de retirar hasta el más mínimo recipiente de líquidos. In-creíble.
Es inaceptable que el Ayuntamiento permitiera cantar esta canción con la excusa del cohete limpio, ese día en la plaza mayor y en la carpa de las peñas el resto de los días, porque la citada voz es un insulto machista, anticonstitucional e hiriente. Además, só-lo hay que escuchar sus le-tras para comprobar cómo sus mensajes atacan también a otros colectivos y razas («la puta madre que parió al moro» sic).
Sólo Izquierda Unida, Gylda y algunos colectivos nacionales como la Asociación de Transexualidad Clínica de España, mostraron su comprensión y apoyo. Pero los señores Santos y el concejal festejos, señor Varea, hicieron oídos sordos. Por eso, en las próximas fiestas quizás, lo más oportuno sea cantar eso de 'Alcalde el que no vote'; perdón, 'el que no bote'.
Concepción Alonso Rodríguez
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