La actitud de la jerarquía de la Iglesia católica está provocando hartazgo e irritación creciente en amplias capas de la sociedad española. El magnífico artículo de Gregorio Peces-Barba en El País de ayer corrobora, con contundencia argumental, la situación de malestar existente ante la irrefrenable asunción de posturas ultramontanas o integristas por parte de los máximos responsables de esta institución.
Desde la COPE -ubicada en las antípodas del Evangelio- a la creciente alergia respecto a la asignatura Educación por la Ciudadanía, pasando por la ofensiva eclesiástica condenando la legalización del matrimonio entre homosexuales, resulta que obispos y cardenales parece que ejercen cada vez más de guardianes de la fe genovesa que de propagadores de la doctrina cristiana.
El oremus perdido
Los jefes de la Iglesia han perdido –en el mejor de los supuestos- el oremus. Convertir en batalla contra este Gobierno -a cara de perro y sin cuartel- la asignatura Educación para la Ciudadanía da con relativa exactitud la insignificante talla moral de no pocos prebostes con sotana. ¡Menudo problema el de un texto que fundamentalmente defiende los derechos humanos, las libertades y los valores democráticos! ¡Es inconstitucional, proclama el cardenal Rouco Varela! ¡Mientras, millones de niños y de mayores mueren de hambre en África!
Gazapo herético
En los tiempos de Bizancio los teólogos se dedicaban a dirimir la importantísima cuestión de cuál era el sexo de los ángeles. Ahora los pastores de la Iglesia se dedican a mirar con lupa qué gazapo más o menos herético se desliza en los libros que tratan de educar a los niños en la ¡perversidad de la ciudadanía! ¡Qué vergüenza!
Ni un minuto más
Está llegando la hora de que el Gobierno del Estado español –previa mayoría parlamentaria- denuncie el actual Concordato y anuncie a la Santa Sede que así no se puede seguir mucho más. Ni un minuto más. Una cosa es el respeto debido a las creencias religiosas de cualquier ciudadano y otra la injerencia sistemática de los jerarcas del catolicismo en la política española. Una cosa es la neutralidad de la que alardea la cúpula eclesiástica y otra, bien distinta, la realidad.
Pacto tácito pero férreo
Subraya Federico Jiménez Losantos en su reciente libro sobre la COPE: “La guerra de Irak (…) resultó dramática y decisiva para la COPE (…). En ella se perfilaron (…) tendencias esenciales que marcan su trayectoria posterior, 1) el pacto tácito pero férreo de la propiedad (la Conferencia Episcopal con Rouco al frente) y los directores de los grandes programas ante la ofensiva izquierdista contra el Gobierno legítimo de Aznar, 2) la conversión de la COPE en referente ideológico esencial y casi único de la derecha”.
Antes de la Constitución del 79
¿Hasta cuándo este país continuará encorsetado en sus relaciones con el Vaticano por un Concordato obsoleto y redactado antes de la Constitución de 1979? ¿Hasta cuándo los jerarcas de la Iglesia abusarán de nuestra paciencia?
Desde la COPE -ubicada en las antípodas del Evangelio- a la creciente alergia respecto a la asignatura Educación por la Ciudadanía, pasando por la ofensiva eclesiástica condenando la legalización del matrimonio entre homosexuales, resulta que obispos y cardenales parece que ejercen cada vez más de guardianes de la fe genovesa que de propagadores de la doctrina cristiana.
El oremus perdido
Los jefes de la Iglesia han perdido –en el mejor de los supuestos- el oremus. Convertir en batalla contra este Gobierno -a cara de perro y sin cuartel- la asignatura Educación para la Ciudadanía da con relativa exactitud la insignificante talla moral de no pocos prebostes con sotana. ¡Menudo problema el de un texto que fundamentalmente defiende los derechos humanos, las libertades y los valores democráticos! ¡Es inconstitucional, proclama el cardenal Rouco Varela! ¡Mientras, millones de niños y de mayores mueren de hambre en África!
Gazapo herético
En los tiempos de Bizancio los teólogos se dedicaban a dirimir la importantísima cuestión de cuál era el sexo de los ángeles. Ahora los pastores de la Iglesia se dedican a mirar con lupa qué gazapo más o menos herético se desliza en los libros que tratan de educar a los niños en la ¡perversidad de la ciudadanía! ¡Qué vergüenza!
Ni un minuto más
Está llegando la hora de que el Gobierno del Estado español –previa mayoría parlamentaria- denuncie el actual Concordato y anuncie a la Santa Sede que así no se puede seguir mucho más. Ni un minuto más. Una cosa es el respeto debido a las creencias religiosas de cualquier ciudadano y otra la injerencia sistemática de los jerarcas del catolicismo en la política española. Una cosa es la neutralidad de la que alardea la cúpula eclesiástica y otra, bien distinta, la realidad.
Pacto tácito pero férreo
Subraya Federico Jiménez Losantos en su reciente libro sobre la COPE: “La guerra de Irak (…) resultó dramática y decisiva para la COPE (…). En ella se perfilaron (…) tendencias esenciales que marcan su trayectoria posterior, 1) el pacto tácito pero férreo de la propiedad (la Conferencia Episcopal con Rouco al frente) y los directores de los grandes programas ante la ofensiva izquierdista contra el Gobierno legítimo de Aznar, 2) la conversión de la COPE en referente ideológico esencial y casi único de la derecha”.
Antes de la Constitución del 79
¿Hasta cuándo este país continuará encorsetado en sus relaciones con el Vaticano por un Concordato obsoleto y redactado antes de la Constitución de 1979? ¿Hasta cuándo los jerarcas de la Iglesia abusarán de nuestra paciencia?
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