
Sin entrar a valorar el mayor o menor gusto estético de la caricatura lo que está claro es que siempre resultará mejor que sean los lectores de la publicación o aquellos que estén interesados en este asunto quienes emitan un juicio sobre la misma, que lo hagan la Fiscalía y los jueces utilizando un recurso tan drástico como el secuestro y la limitación de la libertad de expresión, que resulta seriamente tocada tras esta actuación.
Cuando son los mismos jueces y fiscales quienes demuestran una gran permisividad por su inacción o retraso sobre otros temas que sí afectan negativamente a la vida de millones de ciudadanos de a pie, resulta también excesivo que se hagan distinciones mucho más significativas de las marcadas por la ley entre cualquier miembro de la sociedad y los miembros de la Casa Real, a los que tanto gusta que se les señale como cercanos al pueblo.
El juez Del Olmo debería haberse tranquilizado y repasar si el contexto y las formas de abordar un tema poco trascendental justifican el secuestro de una publicación y que se deje a sus autores, en el caso de que la tramitación judicial siga adelante, bajo el riesgo de una condena de hasta dos años de prisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario